Reseñas: Novela española

Clavícula, Marta Sanz

El último libro que ha escrito Marta Sanz no es una novela al uso.

En Clavícula la autora habla de un dolor focalizado en su pecho y como una partitura, lo describe en clave de género para entender y disertar sobres asuntos que le angustian y ella somatiza en ese punto. Esta “garrapata” que tiene adherida a su cuerpo la tortura física y psicológicamente, y se convierte en el leit motiv de todo el texto, con reiteraciones constantes que se convierten en estribillos.

Marta Sanz se desnuda sin tapujos y se cuenta a sí misma qué le duele, si lo de fuera o lo de dentro, o todo. Un pensamiento muy femenino (que me perdonen las feministas) narrado por una voz femenina que juega a despistar. ¿Un cuerpo fuerte o débil? ¿Férreo o sedoso?

Poética de la fragilidad, así lo definió en la presentación del libro el pasado mes de abril en la preciosa librería Ramón Llull.

La voz narradora cuenta, escribe, sin filtro y sin seguir ningún orden lógico. Es un texto desestructurado como su propio cuerpo. Ningún índice guía al lector. Éste tiene que reconstruir y encajar las piezas de carne de las que va hablando, con su presente, pasado y futuro.

Las injusticias sociales, los desajustes económicos en el mundo, la Seguridad social, Dios o el capitalismo se mezclan con sus cuentas mensuales, sus relaciones personales, sus viajes, el paro de su marido y su trabajo.

Hay piezas, relatos, dentro de otros relatos. Se mezcla realidad y ficción hasta el extremo de que el texto sale del espacio literario, apunta a la realidad y se convierte en una metáfora de la carne que cuestiona los convencionalismos de la escritura. Es como si la autora, doctora en Filología, cuestionara su propia ciencia, como lo hizo Valle – Inclán con el esperpento o Unamuno con la nivola.

Sin duda, este libro no sigue los cánones clásicos y apunta a un cambio en la escritura actual. Escribir desde el yo y desde un individualismo que vivimos son las últimas tendencias literarias. Muy atrás quedó la objetividad de la tercera persona que arrastramos desde el XIX, porque esta sociedad nos conduce al epicentro de nuestro yo.

Pero Marta Sanz se ha arriesgado mucho más rompiendo moldes. Ha destapado la caja de Pandora.

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