Reseñas: Novela española

Basta con vivir, Carmen Amoraga

La culpa la tiene José Luis de Bibliocafé porque me invitó a una presentación doble en Wayco. Susana presentaba la última novela de Carmen Amoraga y Carmen presentaba la última novela de Susana Fortes.

Las dos escritoras ya se conocían y como nos contaron, habían coincidido muchas veces sin programarlo y en lugares insospechados. De hecho, su último encuentro fue en las nubes. Las dos estaban promocionando sus libros y se encontraron volando. Y es que las escritoras como Susana o Carmen son así, y hasta “estar en las nubes” es algo tan natural como beber un vaso de agua. No sabría cómo explicarlo. Quizás debería decir que viven como personajes literarios, ilusionadas por la magia de cada día, y escriben como mujeres reales, conscientes de la tierra que pisan. Sólo lo entiendes cuando las conoces y lees sus libros. 

He de confesar que yo fui porque Susana es una de mis escritoras favoritas. No conocía a Carmen. Sólo sabía de ella que actualmente es Directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana y que había ganado el Premio Nadal en 2014. (Desde que descubrí a los 16 años que existía este Premio, me ha fascinado saber quién lo gana cada año. No sé, será porque Nada de Carmen Laforet me impactó cuando lo leí entonces.)

El caso es que me llevé a casa Basta con vivir con una bonita dedicatoria de Carmen Amoraga y con la intriga de conocer aquella historia que a la autora se le había ocurrido paseando a sus perros por el pueblo detrás de otra señora que paseaba al suyo, que por cierto tenía nombre de ser humano.

Lo que me sorprendió desde el principio fue la forma peculiar que tiene de escribir. El narrador se distancia de sus personajes porque narra en 3ª persona, sin embargo, no sé cómo consigue que el lector se sienta muy cercano a la historia. Puede que sea porque prevalece el tiempo presente y porque intercala muchos diálogos para hacer más real y auténtico lo que cuenta. También puede ser porque lo narra como si una vecina te estuviera contando un cotilleo en el rellano de tu casa. Aunque al final presientes que el narrador se lo está contando así mismo para poder creérselo y así convencer a los lectores de que aquello tan horrible que está oyendo es real y está pasando.

¿Vamos a hacer algo para cambiarlo? ¿O nos vamos a quedar mirando hacia otro lado? La novela constantemente zarandea nuestras conciencias. Nos interroga.

El libro se divide en tres partes que corresponden perfectamente a la estructura clásica de introducción, nudo y desenlace (más epílogo). Sin embargo, hay dos acciones principales, porque hay dos protagonistas y esto hace que la estructura sea también paralela al ir contando poco a poco cada una.

Quizás estas dos técnicas ya están muy vistas y son predecibles, pero son las mejores para conseguir las respuestas del lector. Por un lado, la estructura clásica va aumentando la intensidad del contenido y por otro, la disposición en paralelo de las acciones iguala las vidas de las protagonistas. Lo curioso es que las líneas paralelas del signo matemático que Robert Recorde inventó y que nunca llegan a unirse, en Literatura sí se pueden juntar. Por eso, en esta novela el narrador conduce al mismo punto (feliz) las dos historias:

Cincuentona, soltera, española y amargada = Veinteañera, prostituida, rumana y engañada.

Pepa mira a Crina = Crina mira a Pepa.

Las miradas se reflejan en un espejo, pero no basta con mirarlo, hay que llegar al punto final y romperlo en mil pedazos. ¿Qué pasa al otro lado?

De acuerdo, Basta con vivir cae en los tópicos de la vida y la muerte; sus técnicas son muy comunes y usa los típicos estereotipos sociales, pero es hermosa justamente por eso, porque desde lo común y sencillo se hace fuerte. La autora consigue zarandearnos una vez más: No podemos vivir mirando nuestro ombligo porque esto nos conduce a la muerte. A lo mejor, levantar la cabeza y tender la mano al que vive cerca de ti nos hace sentir vivos.

Como diría Carmen Amoraga:

Podemos vivir muertos esperando nada.

O

Podemos vivir vivos sintiéndolo todo.

Tú decides.

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