Reseñas: Novela extranjera

La ciudad de los vivos, Nicola Lagioia

Como sucede con El coronel no tiene quien le escriba, antes de leer La ciudad de los vivos, ya sabes la historia que te van a contar. Se trata de un homicidio que ocurrió en un apartamento situado a las afueras de Roma, en marzo de 2016. Aquello fue un escándalo y ocurrió de verdad, aunque parezca increíble.

“Dos jóvenes de buena familia se pasaron varios días de fiesta, poniéndose hasta arriba de cocaína, pastillas y alcohol. Decidieron invitar a alguien y tras llamar a varios amigos que no podían o no contestaban, dieron con Luca Varani, un chico al que apenas conocían. Le ofrecieron drogas y dinero a cambio de sexo. Se divirtieron hasta que empezaron a torturarle y terminaron asesinándolo a cuchillazos y golpes de martillo. Tenía 23 años, era hijo de una familia humilde de la periferia, un buen chaval que se buscaba la vida como podía. Nadie entendió por qué lo hicieron, no hubo respuestas para tanto horror. Tenían 28 y 29 años: Manuel Foffo, proveniente de una familia de comerciantes, y Marco Prato, un conocido relaciones públicas de la noche gay romana, hijo de un profesor universitario.”

Así es. Desde la página uno el lector ya sabe que va a conocer al detalle todos estos hechos. Habría que preguntarse entonces qué hay de interesante en esta novela. Quizás la forma de narrar que es una mezcla de sumario, crónica y novela o quizás el propio morbo de saber cómo ocurrió todo aquella noche.

Sin embargo, para mí ha sido el cambio en la mirada. A lo largo de la Historia de la Humanidad el hombre ha sentido la necesidad de contar a los demás y de contarse a sí mismo lo que vive. Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos oído la misma historia contada de diferentes formas. Porque cada uno mira de una forma y cuenta según cómo y dónde ve. Las perspectivas son, pues, los ejes que vertebran una historia y esta puede cambiar según el ojo que narra.

En ocasiones es necesario recurrir a distintos puntos de vista para recomponer las acciones. Es en ese conjunto de miradas donde el espectador tiene una visión más completa de lo que ocurrió y reconstruye en su mente los hechos.

Dicen que el escritor Nicola Lagioia se obsesionó con el caso. Que habló con todos los implicados, con los amigos y familiares de los tres chicos, que accedió a la investigación y al juicio y que llegó a cartearse con uno de los culpables. Todo esto le ayudó a reconstruir la personalidad de cada uno de ellos y de sus seres más cercanos. Entendemos las descripciones de cada uno y los conocemos a partir de lo que narran sus familiares, amigos y ellos mismos. Pero ¿por qué cometieron un crimen dos hombres que apenas se conocían y que supuestamente no tenían intención de matar? ¿Qué se contaron a ellos mismos para cometer una muerte futura? ¿Cómo se narraron el pasado para entenderlo?

Quizás lo interesante de este libro es la historia que cada lector se cuenta a sí mismo cuando llega a la página 458 del fatídico caso de Roma.

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